Autoestima vs Amor propio

Hoy en día se habla mucho de la autoestima como algo clave para tener una buena salud mental.

Y a menudo se confunde con el amor propio. Cuando en el fondo no tienen nada que ver.

Vamos a ver en qué se diferencian y cual proporciona mayor salud mental.

 

Autoestima:

La autoestima se define como la imagen o percepción que tenemos de nosotros mismos sobre si somos valiosos, válidos o merecedores de amor.

Si tenemos buena autoestima nos sentiremos bien y si tenemos mala autoestima nos sentiremos mal.

Es por eso que una corriente de la psicología ha intentado que nos sintamos bien con nosotros mismos. Viendo las cosas buenas que tenemos y nuestras virtudes más que nuestros defectos.

El problema de esto surge cuando no somos capaces de ver cosas buenas. En el fondo, el concepto de autoestima es muy dañino porque estamos constantemente a examen. Estamos siendo evaluados por un juez interno para ver si cumplimos o no ciertos estándares o más bien exigencias que nos ponemos.

Si somos guapos, atléticos, tenemos un buen trabajo, vestimos bien etc… nos sentiremos bien. El tema es que no siempre podemos estar a tope y cumpliendo todas esas exigencias.

¿Qué ocurre cuando perdemos ciertas capacidades o fracasamos en algo? ¿Somos menos válidos por ello? Yo creo que no.

 

Amor propio:

Por el contrario, tenemos el amor propio. Que aunque pueda parecer similar a la autoestima no tiene nada que ver.

Mientras la autoestima se basa en una valoración y un juicio que hacemos sobre nosotros mismos, el amor propio puede ser incondicional hacia nosotros mismos. Viendo nuestros defectos, nuestros fallos y fracasos y sintiendo compasión. No metiéndonos caña todo el rato para cumplir los estándares que tengamos en mente.

Lo cierto es que somos la única especie de animal que se mete caña para cumplir con ciertas exigencias autoimpuestas. Y eso nos hace tremendamente infelices.

Si te paras a pensarlo puedes ver todos los requisitos que te pones para sentirte merecedor de amor. Y sobre todo, puedes ver la infelicidad que todas esas exigencias te producen.

 

Autoexigencia, autocrítica y perfeccionismo:

Todo este tema de la autoestima no hace más que promover ciertos patrones psicológicos que nos roban de bienestar y salud mental. Y más en un mundo globalizado, con las redes sociales, en las que se pueden ver vidas cada vez más perfectas. Lo cual nos hace sentir cada vez peor y aumenta nuestra autoexigencia, autocrítica y perfeccionismo.

Lo peor de todo es que todo el mundo se siente de esta manera. Inadecuados, inválidos y no merecedores de amor.

Espero que hagamos una reflexión colectiva sobre estos asuntos.

¿Las personas somos merecedoras de amor sólo cuando cumplimos exigencias?

No estoy diciendo que no esté bien ponerse objetivos, querer mejorar en algo o lo que sea. Simplemente digo que lo hagamos desde el amor propio y la compasión y no desde la exigencia.

De este modo estaremos más satisfechos y podremos disfrutar más de lo que vayamos consiguiendo. Y lo más importante, seremos más amables con nosotros mismos cuando fallemos o fracasemos.

 

Feliz sábado.