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Claves si tienes dolor persistente articular/muscular
Para no depender de terapias y fármacos
La prevalencia de dolor no ha parado de crecer los últimos años.
El haber padecido dolor persistente, el ver a pacientes con dolor todos los días, y leer todo lo que encuentro sobre dolor, me ha enseñado ciertas cosas:
1. Cuidado con las pruebas de imagen:
Está claro que tenemos que descartar patología grave antes de trabajar con los pacientes.
Pero el exceso de pruebas de imagen puede favorecer el catastrofismo y la hipervigilancia de la persona con dolor.
La narrativa es muy importante a la hora de valorar los hallazgos en RMN y Rx, ya que en la mayoría de los casos no serán relevantes para la clínica del paciente.
Lo cierto es que cada vez hay más estudios en población asintomática que revelan hernias, protrusiones, artrosis y diferentes cambios degenerativos que son normales por el paso del tiempo y el uso y que no tendrían por qué provocar dolor.
Solo haría pruebas de imagen si:
- La persona tiene dudas e incertidumbre respecto al diagnóstico
- La persona tiene clínica preocupante como incontinencia, irradiación de dolor a extremidades, o síntomas sensitivos
2. Información, educación y diagnóstico:
Algo muy importante en las personas con dolor es reducir la incertidumbre respecto al diagnóstico.
Esto no quiere decir que dar una etiqueta como trocanteritis o cervicalgia sea de utilidad.
El diagnóstico debe llevar implícito un abordaje sistémico de la patología. Especialmente si se trata de una persona con dolor persistente.
La persona tiene que entender exactamente lo que le pasa y esto implica hablar de:
- Sensibilización central
- Dolor no es igual a daño
- Factores perpetuadores del dolor
Se trata de hacer sencillo algo extremadamente complejo como el dolor crónico.
Debemos clarificar que no hay por qué temer ese dolor y que la persona puede hacer actividades según tolerancia.
Y al mismo tiempo ver en cada caso que factores pueden estar perpetuando los síntomas basándonos en un modelo biopsicosocial de la enfermedad.
3. Papel activo por parte del paciente
Unido al punto anterior, debemos dejar muy claro que el dolor persistente no es algo que podamos solucionar desde fuera.
Ninguna técnica, máquina, fármaco o ejercicio puede curar al paciente de manera individual.
La persona debe adquirir un papel activo en su recuperación y el profesional debe indicar el camino a seguir sin ser paternalista.
El profesional de la salud será un guía, pero en ningún caso cargará con toda la responsabilidad de la recuperación del paciente.
Las funciones del profesional serán:
- Informar y educar con claridad al paciente
- Fomentar el papel activo del paciente
- Guiar al paciente en el proceso y los pasos a seguir
4. Exposición gradual
Una vez está claro el diagnóstico y la persona sabe que debe asumir un papel activo en su recuperación, el siguiente paso es empezar a exponerse gradualmente a aquellas actividades que hemos dejado de lado y que pueden (o no) generar dolor.
Recordemos que tenemos un organismo sensibilizado y que el dolor que sentimos no significa que nos estemos haciendo daño.
De esta manera romperemos el círculo vicioso de miedo/evitación que es tan común en los pacientes con dolor crónico.
No todo vale en la exposición gradual y tenemos que tener siempre en cuenta dos factores para que sea eficaz:
- Tolerabilidad del síntoma
- Percepción de amenaza
Si el dolor se vuelve intolerable nos estaremos pasando con la exposición. Aunque el dolor no vaya asociado a un daño en el tejido, esto no quiere decir que sea psicológico o que no sea contraproducente irritar de más el organismo.
Y sobre todo, si tengo miedo de lesionarme o hacerme daño y no me siento seguro con el contexto o el movimiento, lo mejor será modificar la exposición o pararla en seco.
Cabe destacar que en lo que se refiere a exposición también es muy importante que el profesional tenga en cuenta las preferencias y objetivos del paciente y que en la medida de lo posible haya un foco atencional externo para reducir la hipervigilancia.
5. Modificación de factores perpetuadores del dolor
Tener dolor crónico es una carrera de fondo que te enseña muchas cosas. No es un proceso sencillo ni rápido y tenemos que ajustar las expectativas de la persona para no caer en la frustración.
Si ya estamos trabajando la exposición gradual, solo nos quedaría ir abordando los diferentes factores perpetuadores del dolor.
En cada caso serán diferentes y puede que necesitemos ayuda de otros profesionales.
Varios de estos factores perpetuadores serían:
- Falta de sueño
- Sobre peso/sedentarismo
- Situación socioeconómica adversa
- Mal estado mental
- Situación familiar inestable/maltrato
Cada uno de estos factores perpetuadores merecería un artículo específico, pero simplemente quiero transmitir la complejidad del problema y que muchas veces escapa al control del individuo y del profesional.
Como profesionales simplemente podemos:
- Identificar estos factores perpetuadores
- Comunicarlos sin juicio y con compasión
- Ofrecer un plan de acción para abordarlos en cada caso concreto
Simplemente tenemos que saber que si la persona tiene dolor no es por casualidad. No “le ha tocado”. Debe haber factores que facilitan y perpetúan el cuadro clínico.
En mi proceso de dolor crónico yo tenía dolor en todo el lado derecho del cuerpo. Básicamente en todas las articulaciones.
Después de tener diferentes diagnósticos y acumular tratamientos ineficaces decidí cuestionarme la manera en la que se estaba enfocando el problema.
Se me decía que fortaleciera, pero ya estaba fuerte
Se me decía que trabajara la movilidad, pero eso solo empeoraba el dolor
La realidad es que yo tenía muchísima hipervigilancia hacia el dolor porque mi diagnóstico no fue el adecuado.
Yo mismo descubrí que cuanto más me exponía y menos observaba el dolor, más disminuía la intensidad del mismo.
Al mismo tiempo y de forma paralela, yo tenía factores perpetuadores de tipo psicosocial que facilitaban que mi organismo estuviera alerta.
La baja autoestima, la falta de amor propio y una profunda tristeza no me permitían exponerme y disfrutar de usar mi cuerpo.
Cuando poquito a poco eso fue cambiando, también lo hizo el dolor, hasta llegar al día de hoy en el que puedo decir que ya no queda rastro de ese dolor.
Si tienes dolor quiero decirte que no tiene que ser para siempre.
No te resignes.
Exige un buen diagnóstico y un abordaje sistémico para poder recuperar tu vida.
El dolor crónico no es para siempre.