- Antifrágiles
- Posts
- El amor propio no siempre es bonito.
El amor propio no siempre es bonito.
Llevo varias semanas hablando de temas relacionados con el amor propio pero es que está siendo un tema central en mi vida y creo que es un tema central en nuestra sociedad y en la vida de todo ser humano.
Como diría mi terapeuta “todo lo que hacemos en esta vida es por amor”.
Hoy quiero hablar de la parte del amor propio que no es tan bonita y que es incómoda.
El amor propio en forma de límites y conflictos
Siempre vemos la cara bonita del amor propio. Esa compasión, esa validación de nuestra emocionalidad siempre parece muy bonita.
Pero no se habla mucho de lo que implica una vez que validamos nuestro sufrimiento.
Validar nuestra ira en nuestras relaciones muchas veces nos puede costar conflictos e incluso la misma relación si la otra persona no es capaz de acoger lo que nos ocurre y nos aflige.
Como diría Buenaventura del Charco: “El amor propio es acoger y combatir”.
Nos quedamos siempre con la parte bonita del amor propio. La de acogernos, la compasión, la suavidad.
Pero está la otra cara del amor. Igual que una loba acoge a sus crías por amor, también es capaz de matar por ellos.
Y esto es lo que no nos cuentan del amor propio. Empezar a quererte implica que te conmueve tu dolor de verdad y que estás dispuesto a defenderte y a dar la cara por ti.
Con todo lo que eso implica… porque una vez empezamos a querernos muchas veces vamos a tener que tener conversaciones complicadas y tomar decisiones difíciles que nos enfrentan a la incertidumbre, a la soledad y al vacío que implica a veces la vida.
El amor propio en forma de decisiones difíciles
Además de conflictos en nuestras relaciones, ese amor propio puede llevarnos a dejar un trabajo que sabemos que no nos llena o que nos hace daño.
Puede que incluso nos lleve a dejar nuestro país, amistades o relaciones por un sueño que no podemos ignorar.
Al final el amor propio incondicional es una especie de lealtad a nuestro ser.
La autenticidad no es gratis… y puede que ser fiel a nosotros mismos nos cueste algunas decepciones, conflictos o pérdidas.
Pero el precio de traicionarnos y dejar de lado nuestro sufrimiento tarde o temprano también nos pasará una factura.
El amor propio es esa parte bonita de compasión, de autocuidado y de mimarnos. Pero muchas veces ese amor propio implica sacar los dientes y estar dispuestos a partirnos la cara por nosotros mismos.
Y eso lo hacemos porque nos importa nuestro dolor y no nos es indiferente.
Con esto quiero decir que el amor propio es para valientes. Para personas que no se quedan indolentes ante su propio sufrimiento. Que van a pelear y luchar por ser fiel a sí mismos.
No es algo fácil y creo que es mucho más sencillo cuando tienes personas que te quieren a tu lado y que también les conmueve tu dolor.
Esa base segura nos alienta a querernos cada vez más mientras construimos una tribu que nos sostenga cuando nos caigamos.
Viva el amor propio. Feliz sábado.