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El ser humano se acostumbra a todo.
(y eso es muy peligroso)
El ser humano se acostumbra a todo. Y esta es nuestra mejor y nuestra peor cualidad.
Se habla mucho de resiliencia y de “aguantar el chaparrón”.
Pero no se habla del coste que esto puede tener en nuestro organismo.
Lo vemos:
Normalizar el sufrimiento:
Siempre que hablo de normalizar me viene a la mente el síndrome de la rana hervida.
Realmente, si pones a una rana en un agua ya hirviendo ésta no aguantará ni un segundo en el agua y enseguida saltará y escapará.
Sin embargo, si metemos a la rana en agua tibia y la calentamos poco a poco, su sistema se irá adaptando y la rana no notará que está siendo cocinada a fuego lento.
Pues esto es lo que nos pasa a los seres humanos. Tenemos la capacidad de adaptarnos a todo y empezamos normalizando pequeñas cosas que no deberían ser normales en nuestro día a día.
Por ejemplo:
- No es normal necesitar tomar una pastilla para dormir
- No es normal que te griten a diario tu relación de pareja
- No es normal que necesites una droga para sentirte tranquilo
Lo cierto es que aunque algo sea común, no significa que sea bueno o sea lo adecuado.
Que la mayoría de parejas sean tóxicas no significa que sea lo deseable.
Que la mayoría de personas estén descontentas con su trabajo no significa que haya que conformarse.
Que la mayoría de personas sufran meramente por existir, no significa que debamos normalizarlo.
Carga alostática y estresores crónicos
Estas cosas a las que nos acostumbramos se van acumulando en la forma de carga alostática.
Esto quiere decir que los estresores mantenidos en el tiempo, y sobre todo aquellos que normalizamos, provocan cambios fisiológicos en los diferentes sistemas del organismo.
Lo cual puede expresarse en forma de:
- Migraña o dolor persistente
- Alteraciones gastrointestinales
- Disfunciones sexuales
- Enfermedades autoinmunes
- Afecciones cardíacas
Para entonces ya puede que sea demasiado tarde y que el proceso sea más difícil de revertir.
Y para colmo, la mayoría de profesionales lo que hacen es abordar el síntoma, la punta del iceberg, sin plantearse por qué aparece ese síntoma en esta persona en concreto.
¿Es reversible?
En realidad, lo ideal sería que las personas no llegáramos al punto de enfermar para darnos cuenta de éstos problemas. Pero esto no siempre va a ser posible.
Pero una vez ya estamos con el agua al cuello, y la olla a presión ya ha reventado, la clave está en varias cosas que son cruciales para revertir este proceso:
- Asegurar el diagnóstico con un buen profesional
- Identificar los factores que mantienen a tu organismo en estado de alerta
- Tomar acción para modificar dichos factores y tener paciencia durante el proceso
Estas afecciones son reversibles si abordamos los factores de forma eficaz. Las cosas que hemos normalizado serán diferentes en cada persona y pueden haber tenido un impacto muy severo en la salud y calidad de vida de las personas.
Mucho ánimo si tienes alguno de estos problemas de salud.
Recuerda que los síntomas no son solo síntomas. Son la respuesta de un organismo a un entorno determinado.
Un fuerte abrazo.