La unión entre lo que piensas, lo que sientes y lo que haces.

Existe una relación que pocas personas conocen entre lo que piensas, lo que sientes y lo que haces.

Pueden parecer cosas independientes pero están íntimamente relacionadas.

Te lo cuento a través de la teoría de los vasos comunicantes.

La teoría de los vasos comunicantes:

Para empezar tendríamos que pensar en los 3 componentes (pensamiento, emoción y acción) como 3 vasos que están comunicados entre sí por una especie de tubo.

De modo que si un vaso está más vacío que otro, esto facilitará que el resto de vasos estén más llenos o incluso que puedan llegar a rebosar.

El agua podría ser la energía, atención y esfuerzo que ponemos en cada uno de los vasos. Ahora verás como todo esto cobra sentido.

El origen de sobre pensar:

Ya he hablado muchas veces de por qué sobre pensamos y cómo dejar de hacerlo. Básicamente la solución no está en seguir razonando con nuestros pensamientos en un bucle de pensamiento. Y tampoco está en ignorar esos pensamientos. Porque lo cierto es que detrás de esos pensamientos existe una emoción que además necesita una acción concreta.

El problema es que si no nos permitimos sentir esa emoción o no le damos un espacio pues nos vemos envueltos en un laberinto infinito de pensamientos en bucle.

Por ejemplo: Imaginemos que yo tengo un conflicto con mi pareja. Me levanta la voz o me dice algo que provoca que me enfade pero tengo miedo a un conflicto con ella entonces me callo y simplemente me voy. Entonces me paso todo el día con ese enfado y pensamientos en bucle sobre el conflicto, el motivo de mi enfado, y seguramente empiece a pensar en otros conflictos que he tenido con ella.

Una alternativa para parar ese bucle sería ver que hay detrás de esa emoción de ira. Porque seguramente existe algo que me ha dolido. Puede que me haya sentido invalidado o rechazado por su reacción. Entonces la acción que debería llevar a cabo es el vulnerabilizarme, gestionar ese conflicto y transmitir a mi pareja como me he sentido realmente. Es entonces cuando podremos parar ese bucle de pensamiento.

La acción desenfrenada:

Sobre todo en nuestra sociedad existe una tendencia de estar siempre ocupados con algo. Y el mero hecho de parar genera mucha incomodidad. En este caso seguramente estamos evitando sentir algo o pensar sobre algo que es importante pero es tremendamente incómodo. Es muy habitual que queramos “distraernos” o “hacer otra cosa” para evitar sentir algo en especial.

La cosa está en darse cuenta de esta tendencia y realmente atender a esa emoción, ese vacío o esa decisión importante que debo tomar.

Entonces no solo podremos dejar de actuar de forma desenfrenada, si no que además podremos disfrutar mucho más de las cosas que hagamos.

Cuando una emoción se estanca:

Esto puede ocurrir cuando a pesar de saber que tengo una emoción, no tomo ninguna acción para calmar la activación de dicha emoción.

Por ejemplo, puede que yo lleve mucho tiempo sintiendo un profundo vacío y tristeza. Lo comunico, lloro, pero no pienso en la causa ni hago nada al respecto. Por tanto sigo sintiendo ese vacío y seguramente utilice mecanismos de compensación como la acción constante, distraerme con series o fiesta, o tomando antidepresivos.

Si me siento vacío tengo que acoger realmente esa emoción y hacerme responsable. Preguntarme a mí mismo, qué necesito, cómo puedo crear sentido en mi vida, cuáles son mis valores, dedicarle tiempo y pensamiento. Y una vez he encontrado eso, tomar acción para dejar de sentirme de ese modo.

No siempre será tan sencillo como estos ejemplos que planteo. Pero como conclusión, la idea siempre sería hacernos responsables de lo que nos pasa. Sabiendo que si sobre pensamos seguramente no estemos acogiendo nuestra emoción o que nos falta cierta acción por tomar. Si estamos actuando como locos seguramente estemos evitando cierta emoción o pensamiento. Y si estamos sintiéndonos todo el rato de una manera seguramente no estemos tomando acción o pensamientos en esa dirección.

Feliz sábado.