Lecciones de un apagón histórico.

Hoy me apetecía escribir sobre el apagón histórico que tuvimos en España el pasado lunes. Espero que no os pillara en una situación delicada y que lo pasarais con anécdotas divertidas y curiosas.

No voy a hablar sobre el por qué del apagón ya que ni soy experto en el área ni poseo la información necesaria.

Pero el estar desconectado de la tecnología durante el tiempo que duró el apagón me dio mucho que reflexionar.

Por eso hoy quiero compartiros algunas lecciones y conclusiones que me dejó este evento histórico.

 

Lo importante:

A mí el apagón me pilló en Aravaca, trabajando en el hospital. Me enteré gracias a que los pacientes me lo dijeron. Porque estando metido en consulta y gracias a los generadores yo no percibía que nada estuviera diferente.

Lo primero que pensé fue en la familia y amigos más cercanos. ¿Estarían todos bien?

Por suerte pude comunicarme con ellos antes de salir del hospital para ir a casa.

Lo siguiente que pensé fue en la capacidad de los generadores de los hospitales y las personas que dependían de un respirador o soporte vital. ¿Cuánto duraría el apagón? ¿Morirían personas?

Desconozco si ha habido alguna persona que perdió la vida debido al apagón. Pero esto me hizo pensar en lo frágil que es la vida y que cuando ocurren desgracias o contratiempos todo se reduce a lo importante: las personas que queremos, la salud y la vida.

Se me olvidaron por completo esos pequeños obstáculos y preocupaciones del día a día.

 

Conectado y presente:

Tras salir del hospital tuve un largo trayecto hasta casa, primero en autobús y luego pateándome medio Madrid.

En el autobús las personas parecían preocupadas, intentando contactar con sus seres queridos y otros haciendo chistes malos sobre el fin del mundo.

Al llegar al intercambiador había algo de caos. La gente empujando y los policías tratando de mantener el orden y la calma. Yo en este punto estaba bastante confundido y solo quería llegar a casa porque me moría de hambre.

Toda mi percepción cambió cuando empecé a caminar. Las terrazas estaban abarrotadas y todo el mundo disfrutaba del sol y del descanso de la tecnología.

Personas bailando en las plazas, cantando desde sus balcones o simplemente hablando con tranquilidad.

El mundo parecía ir más despacio.

Cuando llegué a mi casa mi hermana estaba que se subía por las paredes del aburrimiento. ¿Tan difícil nos es estar sin tanto estímulo? ¿Tan insoportable es estar con nosotros mismos y aquello que nos rodea?

Cogimos una manta y un libro y nos fuimos al parque a estar en el césped y leer. Hablando y conectando con ella me di cuenta de lo poco que hablamos en el día a día.

Me hice consciente de que la tecnología, a pesar de todas las ventajas que nos da, también contribuye a que vivamos de una manera frenética y poco conectada con nuestro entorno.

La sobreestimulación con las redes sociales y el entretenimiento infinito hace que no conectemos con nuestros seres queridos y el entorno que nos rodea.

 

Me encantaría conocer alguna anécdota o lección que os dejó el apagón.

Por mi parte nada más. Espero que estéis bien y que paséis un feliz domingo.

Un fuerte abrazo.