- Antifrágiles
- Posts
- Por qué las terapias y los fármacos no quitan el dolor crónico.
Por qué las terapias y los fármacos no quitan el dolor crónico.
(sólo parcheamos el problema)
El abordaje del dolor persistente exclusivamente basado en una terapia o un fármaco sencillamente es incompleto, ya que simplemente enmascaran los síntomas.
El dolor es un problema complejo en el que influyen todas las esferas de la vida de una persona.
El dolor crónico como problema sistémico
Con esto quiero decir que tenemos que ver el problema bajo un marco biopsicosocial. Entendiendo que el dolor no es tan sencillo o lineal como encontrar una causa única.
Actualmente en la sociedad decimos que es la postura la que lo produce, o una dismetría, o un “mal movimiento”, o directamente la genética en el caso de la migraña.
Este pensamiento es muy limitante ya que hace que las personas crean:
- Que tienen un cuerpo frágil
- Que no hay nada que puedan hacer
- Que es para siempre
De hecho, la solución que se suele dar a estas personas es que “aprendan a vivir con ello”.
Y cualquier persona que ha vivido con dolor sabe que eso es imposible.
O se dan consejos banales como “distráete” o “no es para tanto”. Invalidando por tanto el sufrimiento de la persona con dolor y aumentando su desesperación e incomprensión. Además de empeorar el cuadro clínico.
Lo primero es entender que el dolor es un problema multifactorial en el que influyen aspectos biológicos como el sueño, alimentación o actividad física. Aspectos psicológicos y aspectos sociales.
Lo importante es identificar los factores perpetuadores del dolor que existen en cada persona y luego guiar a la persona por un proceso de exposición gradual para dejar de tener dolor.
Qué hacen las terapias y fármacos:
Realmente, las terapias y los fármacos deberían ser coadyuvantes en este proceso, pero no la única línea de tratamiento.
Las terapias por un lado pueden tener un efecto leve a nivel molecular como en la fisioterapia, osteopatía o quiropraxia. Pero su mayor efecto se da por el efecto placebo que el terapeuta es capaz de generar con la persona y gracias a la propia terapia.
Por su parte, los fármacos, ya sean infiltraciones o en pastilla, alteran el entorno molecular y pueden modular el dolor de cierta manera.
Si nos ayudan en el proceso de exposición y vuelta a la actividad está genial. El problema surge cuando lo utilizamos como única línea de tratamiento.
Lo que puede acabar pasando es que como cada vez habrá más dolor se acabe por utilizar métodos más invasivos como las cirugías, que pueden dañar otras estructuras y que seguramente tampoco solucionen el problema.
Cómo es más probable que se vaya el dolor
Necesitamos varios requisitos si queremos aumentar la probabilidad de curación:
1. Papel activo por parte del paciente: Ayudándole a asumir la responsabilidad de su proceso, abandonando un enfoque pasivo y paternalista.
2. Abordaje sistémico del dolor: Con un equipo multidisciplinar para abordar todos los factores perpetuadores del dolor y acompañar al paciente.
3. Aceptación del diagnóstico por parte del paciente: Si la persona aún cree que tiene algo dañado, o que lo que necesita es otra terapia, lo más seguro es que ambas partes acaben frustradas, y lo que es peor, que el paciente seguirá con dolor.
El tratamiento del dolor persistente será multidisciplinar o no será.
Mucho ánimo si estás en el proceso.
El abordaje del dolor persistente exclusivamente basado en una terapia o un fármaco sencillamente es incompleto, ya que simplemente enmascaran los síntomas.
El dolor es un problema complejo en el que influyen todas las esferas de la vida de una persona.
El dolor crónico como problema sistémico
Con esto quiero decir que tenemos que ver el problema bajo un marco biopsicosocial. Entendiendo que el dolor no es tan sencillo o lineal como encontrar una causa única.
Actualmente en la sociedad decimos que es la postura la que lo produce, o una dismetría, o un “mal movimiento”, o directamente la genética en el caso de la migraña.
Este pensamiento es muy limitante ya que hace que las personas crean:
- Que tienen un cuerpo frágil
- Que no hay nada que puedan hacer
- Que es para siempre
De hecho, la solución que se suele dar a estas personas es que “aprendan a vivir con ello”.
Y cualquier persona que ha vivido con dolor sabe que eso es imposible.
O se dan consejos banales como “distráete” o “no es para tanto”. Invalidando por tanto el sufrimiento de la persona con dolor y aumentando su desesperación e incomprensión. Además de empeorar el cuadro clínico.
Lo primero es entender que el dolor es un problema multifactorial en el que influyen aspectos biológicos como el sueño, alimentación o actividad física. Aspectos psicológicos y aspectos sociales.
Lo importante es identificar los factores perpetuadores del dolor que existen en cada persona y luego guiar a la persona por un proceso de exposición gradual para dejar de tener dolor.
Qué hacen las terapias y fármacos:
Realmente, las terapias y los fármacos deberían ser coadyuvantes en este proceso, pero no la única línea de tratamiento.
Las terapias por un lado pueden tener un efecto leve a nivel molecular como en la fisioterapia, osteopatía o quiropraxia. Pero su mayor efecto se da por el efecto placebo que el terapeuta es capaz de generar con la persona y gracias a la propia terapia.
Por su parte, los fármacos, ya sean infiltraciones o en pastilla, alteran el entorno molecular y pueden modular el dolor de cierta manera.
Si nos ayudan en el proceso de exposición y vuelta a la actividad está genial. El problema surge cuando lo utilizamos como única línea de tratamiento.
Lo que puede acabar pasando es que como cada vez habrá más dolor se acabe por utilizar métodos más invasivos como las cirugías, que pueden dañar otras estructuras y que seguramente tampoco solucionen el problema.
Cómo es más probable que se vaya el dolor
Necesitamos varios requisitos si queremos aumentar la probabilidad de curación:
1. Papel activo por parte del paciente: Ayudándole a asumir la responsabilidad de su proceso, abandonando un enfoque pasivo y paternalista.
2. Abordaje sistémico del dolor: Con un equipo multidisciplinar para abordar todos los factores perpetuadores del dolor y acompañar al paciente.
3. Aceptación del diagnóstico por parte del paciente: Si la persona aún cree que tiene algo dañado, o que lo que necesita es otra terapia, lo más seguro es que ambas partes acaben frustradas, y lo que es peor, que el paciente seguirá con dolor.
El tratamiento del dolor persistente será multidisciplinar o no será.
Mucho ánimo si estás en el proceso.
Si tienes dolor persistente (migrañas o dolor muscular/articular) y crees que puedo ayudarte me encantaría leer tu historia.
Puedes contactarme en mis redes sociales o respondiendo a este correo.