Por qué los fármacos no quitan el dolor.

(a largo plazo)

En los últimos años hemos avanzado mucho en el conocimiento de las moléculas implicadas en la experiencia de dolor.

Y por ello la farmacología trata de ser cada vez más precisa. Teniendo como diana ciertos biomarcadores que se cree que son los culpables de la experiencia de dolor.

Sin embargo nos estamos dando cuenta de que tarde o temprano los fármacos generan tolerancia y dejan de hacer efecto.

Vamos a ver por qué los fármacos no quitan el dolor (a largo plazo):

 

El dolor no es lineal:

El principal error que estamos cometiendo es creer que el dolor tiene moléculas específicas que lo producen de forma lineal y sin excepción.

Sin duda es una manera limitada de ver al dolor.

El dolor es una experiencia subjetiva, real siempre, pero que no siempre va relacionada de forma directa con daño en los tejidos o con una realidad molecular.

El dolor es una propiedad emergente del cerebro/organismo, diseñado para protegernos del daño o de la posibilidad de daño.

Por tanto si queremos tratar el dolor no podemos simplemente mirar las moléculas y olvidarnos de la persona.

 

Transición del modelo biomédico hacia el modelo biopsicosocial:

Siguiendo con esta narrativa entramos en el conflicto entre el modelo biomédico vs el modelo biopsicosocial.

En el modelo biomédico las moléculas, la estructura, las células y los tejidos son lo único que importa cuando hablamos de patología y de aliviar el sufrimiento.

Sin embargo, aunque no es un modelo erróneo per sé, sí que es un modelo incompleto.

Ya que además de los factores puramente biológicos y estructurales no podemos olvidar que el organismo que estamos viendo pertenece a una persona que tiene una mente única y que influye a su vez en el propio organismo. Y además, esa persona está influida por un entorno determinado que puede ser determinante para el estado de salud de ese organismo.

El papel de los fármacos:

A pesar de todo esto, los fármacos van a seguir siendo una parte central del tratamiento del dolor y otras patologías.

Simplemente no deben usarse como la panacea o la solución real al problema.

El dolor crónico es un problema sistémico, y como tal necesita una solución sistémica.

Cualquier intento de solucionarlo de forma lineal o simple se dará con la realidad de un problema complejo con múltiples factores involucrados.

Para que nos entendamos. Una persona que tiene fibromialgia que está además en una situación de vulnerabilidad social debido a una situación de malos tratos nunca se curará únicamente con antidepresivos y opioides.

 

En conclusión, si tienes dolor persistente, no busques una única solución. No se trata de dar con la tecla.

Se trata de alejar el zoom y dejar de ver solo la corteza del árbol para ver el bosque completo.

Cada caso será único y por tanto cada tratamiento también debe serlo. Un tratamiento basado en la persona, teniendo en cuenta todas las variables que pueden influir en el cuadro clínico.