¿Por qué nos hablamos mal?

(la causa real del diálogo interno)

Se habla mucho de cambiar nuestro diálogo interno. Pero lo cierto es que el diálogo interno, todos esos pensamientos intrusivos y la autocrítica aparecen de forma automática.

Vamos a ver cuál es la causa real de ese diálogo interno tan negativo y ver qué podemos hacer para cambiarlo.

 

La causa real del diálogo interno:

Realmente todo el diálogo interno que tenemos solo tiene una función: La de protección.

Cuando nos exigimos o nos hablamos mal y nos criticamos nuestro cerebro lo único que intenta es protegernos.

Es decir, de alguna manera el miedo al rechazo que tenemos genera un diálogo interno que trata de protegernos del exterior y de los demás.

La lógica sería: “Si yo me machaco, critico y me juzgo evitaré el rechazo de los demás”.

Es una estrategia que realmente no es tan descabellada. El problema es que muchas veces ese rechazo que tanto tememos no se va a dar porque estamos rodeados de personas que nos quieren y no nos van a machacar por nuestros errores.

En ese caso esta estrategia de compensación se vuelve disfuncional.

Además genera una visión muy negativa de nosotros mismos y puede hacer que no seamos del todo auténticos y que no hagamos lo que realmente deseamos porque estamos atenazados por el miedo.

Como ya habréis comprobado en vuestras carnes este diálogo interno es imposible callarlo o calmarlo desde la razón.

Y esto se debe a que el origen es irracional, es el miedo el que habla por tanto debemos cambiar el enfoque para modificar el diálogo interno que lo único que quiere es protegernos.

Cómo cambiarlo:

Para ello te sugiero que utilices un enfoque que emplee la curiosidad y la compasión al mismo tiempo.

Dialoga con el miedo, no luches contra él queriendo que se vaya.

Como dijo Buda: “Lo que resiste, persiste. Lo que aceptas, se transforma.”

Imagina una persona que tiene miedo. Cuanto más te enfades con él y te pelees tratando de negar su miedo, más miedo tendrá.

El enfoque debe ser el de abrazar nuestro propio miedo, curioseando con el diálogo y calmándonos desde la seguridad y el amor propio.

Cada vez que aparezcan pensamientos negativos, críticos o con juicio puedes hacerte estas preguntas:

- ¿De qué me quiere proteger este pensamiento?

- ¿Qué emoción hay detrás de ese pensamiento?

- ¿Cómo puedo transmitirme seguridad y dialogar con ese pensamiento?

Al final la solución no radica en argumentos lógicos que “venzan” a ese miedo.

Al miedo se le vence con amor, compasión y aceptación. Acompañándonos en esos momentos en los que más nos necesitamos.

Ya sea antes de un examen, o en el ámbito laboral. Incluso en el ámbito personal cuando nos invada la inseguridad. El objetivo no debe ser nunca tratar de callar esas voces internas por la fuerza.

Simplemente tratan de avisarnos de algo que alguna vez nos hizo daño. El miedo tiene una función adaptativa de protección.

Escuchémoslo y acompañémonos sin dejar que nos paralice.

 

¡Un fuerte abrazo y feliz sábado!