Por qué tenemos más enfermedades crónicas en la sociedad moderna

En nuestras sociedades occidentales gozamos de los mayores avances a nivel tecnológico y terapéutico. Sin embargo, tenemos más problemas de salud que antes.

La prevalencia de dolor crónico, obesidad, hipertensión, diabetes, adicciones, depresión y otras patologías sigue aumentando día a día.

Y esto está ocurriendo porque tenemos un modelo de atención sanitaria incompleto.

Un modelo que presta atención excesiva a los aspectos biológicos/moleculares/estructurales e ignora por completo los aspectos psicológicos y sociales que influyen en la salud y en las personas.

Vamos a ver qué significa realmente adoptar un modelo biopsicosocial en la salud. Un modelo que esté basado en la persona, para así aumentar la salud colectiva de nuestras sociedades.

El error del dualismo mente-cuerpo

El primer error que estamos cometiendo es hablar de “lo psicológico” como si no afectara en absoluto a nuestro organismo. Se dice a las personas que su dolor es psicológico, invalidando por completo su sufrimiento y de cierta manera culpando a la misma persona que sufre.

De este modo separamos los trastornos de la mente y los del cuerpo. Siendo el cerebro el único órgano que cuenta con dos especialidades distintas para su estudio y tratamiento: La neurología y la psiquiatría.

La realidad es que el organismo humano es mucho más complejo.

Y a pesar de que la mente y el cuerpo son distinguibles, no son separables.

Esto quiere decir que las emociones que sentimos tienen un sustrato biológico y un impacto molecular en nuestro organismo. Siendo capaces de afectar a nuestros diferentes órganos y sistemas.

De la misma manera, nuestras creencias, expectativas y experiencias pasadas influirán en los procesos cerebrales siendo éstas codificadas como información.

Además todo lo que sea hablar de psicología, o de influencia psicológica parece tener un estigma y pierde peso frente a patologías muy visibles como una pierna rota o una parálisis cerebral.

Simplemente debemos empezar a entender que el estado anímico de las personas es relevante para su salud, tanto la mental como la física.

Optimismo cruel y las realidades sociales

Unido al error de querer separar la mente y el cuerpo, estamos tan centrados en las moléculas, el tejido y los órganos, que no somos capaces de ver cómo las realidades sociales de las personas impactan en la salud de las mismas.

Y no solo eso, si no que pensamos que si una persona no hace ejercicio, come mal, está triste o tiene dolor es por su culpa exclusivamente y porque no “hace lo que hay que hacer”.

La realidad es más compleja.

Una persona con obesidad seguramente coma de forma obsesiva como un mecanismo compensatorio para paliar su malestar emocional.

Una persona con depresión quizás está anulada completamente en una situación de maltrato de la que no es capaz de salir por sí sola.

Los diferentes influencers y divulgadores de la salud se llenan la boca de recomendaciones simples como “haz ejercicio”, o “come natural”, y se olvidan de que no todo el mundo puede aplicar esas recomendaciones con tanta facilidad.

Y no puede aplicar esas recomendaciones no por una falta de fuerza de voluntad, sino por su realidad personal y social que condiciona de manera determinante su conducta.

Las personas con problemas de salud no necesitan culpa, necesitan comprensión y acompañamiento.

Entonces… ¿Qué implica trabajar bajo un modelo biopsicosocial?

Básicamente tener en cuenta TODOS los factores que pueden jugar un papel en el cuadro clínico de los pacientes.

Desde los factores biológicos como:

- Comorbilidades

- Sobrepeso

- Falta de sueño

- Actividad física

- Luz solar

Psicológicos:

- Creencias sobre la enfermedad

- Estado anímico

- Relación con uno mismo

Y sociales:

- Incertidumbre económica

- Situación de maltrato

- Entorno tóxico

De ese modo abordaremos los problemas de salud de un modo holístico y completo, creando equipos multidisciplinares que sepan atajar todos los factores que jueguen un papel relevante en los problemas de salud de las personas.