Qué significa somatizar.

Y cómo dejar de hacerlo.

“Es que yo somatizo mucho”. Es una frase que escucho mucho en consulta y reuniones de amigos. Es algo que las personas dicen cuando tienen mucho dolor de cuello, de cabeza o diferente sintomatología, pero realmente… ¿Qué significa?

Y lo más importante ¿Cómo podemos dejar de hacerlo?

 

Qué es somatizar:

Comúnmente se creía que somatizar era básicamente la expresión de emociones a través de sintomatología en el cuerpo.

Se hablaba de una relación lineal y causal entre las emociones y los síntomas. Lo cual nos lleva a temer ciertas emociones o las propias situaciones que nos provocan estrés o emoción.

Pero realmente no funciona así. Porque no todo el mundo que siente ciertas emociones desarrolla sintomatología. Y más importante aún, no oirás a un niño de 7 años decir que somatiza mucho.

Eso es algo que se va construyendo y fraguando con el tiempo.

Es aquí donde te introduzco el concepto de alostasis, del que ya he hablado en varias ocasiones. La alostasis son básicamente las adaptaciones fisiológicas que genera un organismo frente a los diferentes estresores que se mantienen en el tiempo. Tratando así de predecir las futuras demandas del entorno y adaptarse a ellas.

Por ello, un organismo en constante amenaza desarrolla mayor presión arterial, mayor sensibilidad a estímulos y la posibilidad de un sistema nervioso que genera diferente sintomatología.

Teniendo esto en cuenta somatizar vendría por mantener estresores en el tiempo y no resolverlos en ningún momento.

Sería lo más parecido a una olla a presión que de repente empieza a expresar sintomatología.

 

Cómo dejar de somatizar:

Lo más importante entonces sería identificar los estresores que están siendo mantenidos en el tiempo, reducirlos, y ayudar a nuestro organismo a volver a un estado menos asociado a la alerta y la protección.

Los factores estresantes pueden ser

1. Biológicos: Como por ejemplo falta de sueño, alimentación deficiente o llena de procesados, falta de actividad física, entre otros.

2. Psicológicos: Patrones de autoexigencia y autocrítica, falta de sentido vital e ilusión, ira reprimida, falta de autoestima, entre otros.

3. Sociales: Situación económica adversa, entorno hostil o amenazante, relaciones tóxicas, entre otros.

Una vez se han identificado esos factores podemos empezar a reducirlos y manejarlos de mejor manera.

Reduciendo la supuesta somatización y gozando de mejor salud y un organismo regulado.

 

Algo muy importante en este proceso también será no asustarnos de la sintomatología cuando aparezca ya que eso solo facilitará que el organismo siga en alerta y se dará un bucle de retroalimentación.

Esto quiere decir que cuando aparezca dolor, mareo, fatiga, migraña o algún síntoma que no esté asociado a un daño en el tejido, será nuestra alarma o nuestra llamada de atención de que nuestros factores de perpetuación están sobre activados.

Empieza a ver los síntomas que tienes no como una señal de que tienes un organismo dañado, si no como una llamada al autocuidado y una señal de que estás sometido a demasiados estresores de forma crónica.

 

La dificultad en este proceso suele ser que como las personas estamos acostumbradas a los estresores crónicos no los sabemos percibir y pensamos que todo está bien.

Por eso los pacientes suelen decir que parece que el síntoma viene de la nada. Pero eso sería imposible y una vez empezamos a indagar encontramos los factores de perpetuación en cada caso.

Por ello, si necesitas ayuda identificando esos factores escríbeme con tu historia y estaré encantado de ayudarte.

 

Un abrazo y ánimo con la vuelta en septiembre.